Por qué escribir sobre arte

Esta plataforma tiene como objetivo poner en práctica la crítica del arte desde una postura de productores artísticos y pensar en estrategias propias y locales que nos permitan reflexionar sobre el arte contemporáneo y el mundo artístico actual del país. Escribir sobre arte nos permite esclarecer nuestras impresiones sobre trabajos que nos resultan interesantes y nos intrigan. El ejercicio de escribir requiere otro tipo de responsabilidad sobre lo que vemos, requiere una reflexión más profunda que nos lleva a indagar de una manera implicada sobre procesos de conceptualización y de realización. Escribir conociendo de primera mano los procesos de producción, por qué hacemos lo que hacemos, desde dónde hablamos, tanto como artistas como críticos, nos ofrece una mirada teórica que surge de la praxis. Este ejercicio posibilita un soporte para dialogar, generar tensiones y reflexionar sobre nuestra propia investigación artística.

Sunday, December 8, 2013

El “ego artístico”

Por: Daniel Fernández                                                                                 septiembre, 2013
El origen de este ensayo-opinión crece dentro de un marco de dudas en el que se presenta una crítica novata, en el sentido de que no existe crítica a la crítica. Y si existe se halla dentro de un marco de reafirmación constante y monótona. Es decir, la crítica existente hacia la crítica del arte dentro del pequeño y selecto círculo de los que conocen de su existencia es reiterativa y se afirma a sí misma, haciendo que la crítica conserve los mismos estándares clásicos. Regida por márgenes de ética y moral muy pequeños, la crítica se enlaza con aspectos a veces irrelevantes que hacen que se tropiece con su propio ego. Con esto no quiero decir que el crítico sea un ególatra, sin embargo su camino es muy cercano y paralelo. Dentro de esta controversia existen contrapuntos que acompañan a la crítica y argumentos que no. Mi objetivo no es recalcarlos, pero sí encontrar su origen y su relación con el nacimiento de un ego artístico y de su valoración.
Mi punto de entrada en la crítica es el ego mismo. Me remito al origen de la crítica como una nueva voz que nace por, para y hacia un pueblo que quiere y tiene algo que decir acerca del arte y de la producción cultural (Guasch, A. Coord. (2003). La crítica del arte. Historia, teoría y praxis. Barcelona: del Serbal (capítulo 1). Sin embargo la construcción de esta idea creo que tiene un fondo escondido e intencional mucho más profundo. En la escusa ideal para que el artista hable de arte, lo critique y se reafirme en él, se presenta una cara altruista. Presenta una pantalla hipócrita que se coge de la mano de otros para después aprovechar su errada creencia y convertirla en una herramienta para salir exento de culpa. Haciendo creer que su buena intención de tratar de dar una voz a un pueblo, a un público inocente e inexperto fue rechazada por el mismo público y que fue una equivocación intentar dar un punto de vista popular a una práctica tan pura y devota como es el arte. Es en este punto que se entiende un contrapunto de individualismo en el que por más que se hable de una intención objetiva e imparcial se nota un claro sujeto de segregación.
Mi intención al mencionar este supuesto donde el fin justifica al medio, no es dejar un mal sabor dentro del arte, ni dejar de pretenciosos a los artistas ni al mismo arte, mucho menos despreciarlo. Es simplemente una observación en la que tomo en cuenta el riesgo de la posición de artista hacia el crítico y viceversa. Es entonces donde mi punto de entrada a la crítica se topa con la crítica misma y la evade abstrayendo su propósito, contenido y visión. ¿Es uno de sus objetivos estetizar el ego del crítico-artista-teórico-intelectual?
Voy a responderme esta pregunta desde el otro lado de la moneda. Cuando se habla de una crítica se piensa inmediatamente en sacar a flote los defectos, las fallas, lo negativo de lo que se critique. Al parecer esta tendencia tendrá su origen en un pensamiento puramente capitalista occidental, organizado en pares opuestos, en donde se maximiza un tiempo productivo sin dejar espacio a ningún punto de vista extra que no sea específicamente el del enfocarse en las fallas. Es decir, o es malo o es bueno, y con esto se puede identificar que se elimina y que se queda. Nada es arreglable, todo es desechable. Lastimosamente no es así, y digo lastimosamente porque resulta muy cómodo y fácil decir «esto es bello» o «esto es mediocre» (Diderot, 2003, Salón de 1767, Madrid: A. Machado Libros). Cuesta mucho más crear crítica dentro de un marco investigativo, lingüístico, descriptivo y comparativo, no importa si es subjetivo u objetivo.
[En este punto vale la pena definir varios términos como son crítica constructiva y deconstrucción (Andres Villalba, http://www.revistamundodiners.com/index.php?option =com_content&view=article&id=241:ser-anonimo&catid=9galeria&Itemid=36)   El primer término no necesariamente tiene que ser una crítica en donde solo salgan a flote las cosas buenas, por el contrario, es una crítica donde lo negativo se vuelve protagonista. A sí mismo el segundo término no se refiere estrictamente a destrucción.]
Ahora, para no  desviarme del tema, volvamos al lado de la moneda por la que comenzamos. Me atrevo a decir que la crítica contemporánea es una consecuencia de la moderna, no en el sentido de que es el desenlace o el resultado de esta, sino en un sentido en que la segunda encuentra una excusa en la primera (la crítica contemporánea en la moderna). Y a pesar de que creo que no necesita otra excusa que esa [histórica], no es difícil darse cuenta que se enfoca en una excusa histórica dirigida al pasado. Cuando debería mirar al futuro y mucho más importante situarse en el presente. Es, por ejemplo, claro en la crítica de la obra de Vinicio Bastidas por Andrés Villalba titulada “Ser anónimo” la presencia de referencias al pasado, citas, autores y conceptos, inclusive se puede notar una aproximación al contexto actual. Sus citas comparativas incluyen la obra que critica dentro de contextos en los que se la puede entender mejor aun así no se la conozca. Sin embargo, no cualquiera puede entender esta crítica. Se debe tomar muy en cuenta que fue escrita para la revista Diners y que está dirigida hacia un público específico. Es aquí donde encontramos nuestro vínculo con el ego del crítico y el artista.
Según el Diccionario General Ilustrado de la Lengua Española (Barcelona, España, 1982) el ego es un ente individual, una extremada exaltación de la propia personalidad hasta considerarla como centro de atención y actividades generales. Este concepto, aunque un poco rígido, es muy acertado y calza perfectamente en mi intención descriptiva del ego artístico. No es la individualidad lo que quiero resaltar, pero la clarísima finalidad de resaltar una particularidad, una idiosincrasia con una específica inclinación política y un manejo casi poético de todos estos elementos. Dentro de todo esto se encuentra un peculiar gusto por lo exquisito, lo no popular, lo inentendible para muchos y descifrable para pocos.
“Esta síntesis metodológica hace que el discurso crítico pueda asumir mayores riesgos que el propio arte en la medida que en los actos de «desvelamiento» el crítico vaya más allá del arte en el sentido de investirle – gracias a la imaginación y la fantasía del crítico – una múltiple variedad de intereses que le asignan un significado más profundo que el que en realidad posee.”
Guasch, A. Coord. (2003). La crítica del arte. Historia, teoría y praxis. Barcelona: del Serbal (capítulo 3, pág. 134)
Esta cita sola hace todo este ensayo mucho más efectivo, entendible y accesible. Al parecer para Donlad Kuspit (pluralista y formalista), el crítico-literario hace un trabajo mucho más profundo que el artista, y gracias a este personaje la obra llega a tener un sentido mucho más fuerte. No podría estar más en desacuerdo con esta afirmación. Creo en que nada ni nadie se puede atribuir mayor riesgo que el mismo arte como portador de ideas, como reflejo del ser en esencia. Es el arte quien dota de significado y sentido a la crítica.
Pero el objetivo no es contradecir al ego artístico y negarse ante él. La intención es saber cómo aproximarse y saber cómo usarlo a favor del arte. El objetivo es desinflar el globo del capital simbólico que maneja el ego artístico que existe hoy en día y generar tensiones dentro de estos planteamientos superficiales. No definir puro a cada espacio del arte por los límites de sus medios, pero definir a los límites del arte por medio de nuevos espacios. Incluir, utilizar y aprovechar estos direccionamientos falsos dentro del arte para una transformación del mismo. La pregunta sigue en cuestión: ¿Qué hacer para desinflar el ego artístico actual y usarlo a favor del arte ?

Bibliografía
-       Guasch, A. Coord. (2003). La crítica del arte. Historia, teoría y praxis. Barcelona: del Serbal (capítulo 3)
-       http://www.revistamundodiners.com/index.php?option =com_content&view=article&id=241:ser-anonimo&catid=9galeria&Itemid=36)  
-       Diderot, 2003, Salón de 1767, Madrid: A. Machado Libros
-       Diccionario General Ilustrado de la Lengua Española, 1982