Por qué escribir sobre arte

Esta plataforma tiene como objetivo poner en práctica la crítica del arte desde una postura de productores artísticos y pensar en estrategias propias y locales que nos permitan reflexionar sobre el arte contemporáneo y el mundo artístico actual del país. Escribir sobre arte nos permite esclarecer nuestras impresiones sobre trabajos que nos resultan interesantes y nos intrigan. El ejercicio de escribir requiere otro tipo de responsabilidad sobre lo que vemos, requiere una reflexión más profunda que nos lleva a indagar de una manera implicada sobre procesos de conceptualización y de realización. Escribir conociendo de primera mano los procesos de producción, por qué hacemos lo que hacemos, desde dónde hablamos, tanto como artistas como críticos, nos ofrece una mirada teórica que surge de la praxis. Este ejercicio posibilita un soporte para dialogar, generar tensiones y reflexionar sobre nuestra propia investigación artística.

Saturday, December 7, 2013

The Curator

A partir de una entrevista a Eduardo Carrera
Por: María Laura Rodríguez                                                                        noviembre, 2013
Nos encontrábamos en una noche amena en el Centro Histórico de Quito. El paisaje, las luces, los sonidos, un pequeño gatito y dos cervezas acompañaban una cómoda conversación fuera de lo formal entre Eduardo Carrera, Daniel Fernández y yo.
La curiosidad tomaba parte de nosotros frente a Edu, quien a pesar de su corta edad se ha posicionado en el mundo del arte de manera genuina y eficaz. Siempre está la pregunta latente hacia cualquier artista acerca de su primera aproximación al arte. Edu nos contaba que él ingresó a la carrera de artes visuales con el fin de hacer pintura. Al encontrarse en una institución alejada de lo clásico en cuanto a técnicas y vinculada a nuevos formatos de arte, en primer semestre con Jenny Jaramillo (una de las primeras artistas del Ecuador en trabajar desde la performance) y una crisis acerca de su identidad sexual, el cuerpo y la identidad forman parte de su discurso como artista.
“El arte se aleja de lo estético para pasar de ser objeto a sujeto en mi caso” dice Edu. A través del video arte y la performance encuentra el lenguaje con el cual él pudo asimilar experiencias que le importaban y sobre todo era el medio político social necesario para sus vivencias como homosexual. Un medio crítico desde su posición activista y sobre todo alejado de la galería. 
Con respecto a la situación de la performance dentro del arte, Edu manifiesta que siempre se dejó del lado B mientras que la pintura, el dibujo o la escultura se mantienen en el lado A. “No existe lugares para la performance, este medio no se ha posicionado dentro del mundo artístico… esto ha creado carencias institucionales, no hay espacios dedicados para la performance, ni en las escuelas de arte hay una educación… no hay una metodología para explicar que es una performance”
Tras relatarnos su visión sobre la situación de la performance nos menciona de No Lugar, este espacio creado para dar la difusión y el espacio a esta y nuevas prácticas que carecen de lugar en el medio. Es en No Lugar donde Edu realiza su primera exposición individual donde todo es performance y llega a un interés por la gestión y el trabajo en una plataforma de arte. Fue en ese punto que nos preguntamos ¿cómo llega a vincularse con la curaduría? Para él todo está relacionado.
Al igual que cualquier artista manejaba una bitácora. La diferencia era que en vez de trazos, dibujos o garabatos, la escritura fomentó su acercamiento a la curaduría. El interés por hablar, difundir, dar un espacio a la performance partía de la escritura y así llega a la curaduría donde se vuelve un ejercicio de investigación y logra aventajarse de las posibilidades curatoriales para generar nuevas muestras en las que puede dar espacio a nuevos medios. Edu nos contaba que la performance y danza junto al teatro han logrado relacionarse para posicionarse en el medio. A pesar de esto, en el contexto local lo ve verde al desarrollo performático. Es por eso que el trabajo de la escritura le permite a la performance que salga de la galería y aunque sea se vuelva texto para que el público pueda leer los contenidos políticos, los espacios sociales y el activismo.
Entre conversación y conversación la cuestión de Edu como gay dentro del contexto local era un tema bastante interesante. ¿Cómo es su posición dentro del arte como homosexual? ¿Es acaso diferente? Edu la tiene bien clara. Las condiciones de género machista en el Ecuador le permite posicionarse de cierta manera. Él cree que se necesitan de estos agentes que puedan asumir ciertos roles que por miedo otras personas no pueden. Da el ejemplo de el mismo hecho de ser gay. Los roles que se manejan dentro del arte contemporáneo que mucha gente no se atreve es el de ser curador pues  Edu como performer asume este papel y está performando siendo curador.
El papel del curador y la identidad gay han dado a Edu cierta condescendencia dentro del arte, ya que muchas veces la gente ha tenido miedo de actuar de manera homofóbica dando gusto a sus peticiones, lo cual para él le beneficia ya que puede aprovechar de esas situaciones. Al igual que como curador, su identidad gay influye en su producción artística ya que son estos estereotipos lo que los medios necesitan.
Pensando en el papel del curador, Edu nos contaba que él baja el nivel de éste. Ya que los curadores son como estos agentes que saben demasiado, son una figura elevada y consagrada, y él es un joven curador que al igual que los jóvenes artistas se posiciona sin miedo y pone en crisis la figura del curador. “Creo que el rol del curador es quebrar con la figura del curador… creo que la práctica curatorial también se mete mucho con el activismo” afirma. La posición del curador latinoamericano permite que haya una investigación de arte con lecturas fuertes y contenidos políticos más allá de una estética. Algo que Edu como performer ha llegado a conocer muy bien. Su relación con la obra de arte sugiere un cambio en el mundo. Ese es su discurso como artista y curador.
¿Cómo se relaciona él como curador con los artistas? Nos comenta que los curadores de cierta generación no regresaban a ver la obra de los artistas si no solo a ellos mismos, las exposiciones no se involucraban con los artistas y eso hacía que el público tome una distancia y a la vez se delimita la producción de los artistas y se convierten en  artistas produciendo para los curadores. Para Edu, dar condiciones para la autonomía y  responsabilidad de un espacio expositivo es su premisa con los artistas. La negociación entre curador y artista para que la obra tenga mayor flujo de información. Desaparecer la figura del curador y dar la fuerza al artista es lo que ha logrado en “Ya no es mágico el mundo”. Su formación como artista le da la oportunidad de tener una buena relación y ventaja con los otros artistas, ya que él sabe de los métodos y sus conflictos al momento de producir.
Curaduría-crítica-arte ¿cómo lo maneja? Empieza a existir una forma crítica de ver la institución desde que No lugar nace, sin embargo Edu no tiene esa distancia sobre la obra para hacer una lectura crítica ya que siempre ha estado involucrándose en lo procesos de los artistas. Él reconoce que en el Ecuador no hay periodismo cultural. Solo es traducción de la obra. La curaduría crítica de cómo el curador llega a generar discursos críticos de la obra.
Para cerrar nuestra conversación preguntamos cuándo volvería a hacer una performance. De forma convencida nos dijo que definitivamente va a volver y será The Curator. Algo que no le ha permitido hacer mientras continua su trabajo como curador de un museo es que su cuerpo se ha institucionalizado, él quiere salir del sistema cultural y devolver a su cuerpo la performatividad ya que no existe coherencia entre la institución y su producción artística.
Sin duda Eduardo Carrera nos respondió más de lo que imaginamos preguntar, un joven seguro de sí mismo y de su posición frente al arte. Un gran artista y gran curador que sabe cómo moverse en el contexto local y cómo generar reflexión a partir del arte.
“Tu no le puedes mentir a tu cuerpo y el arte me permitía decir la verdad. Me permite sacar a la luz mi efervescencia marica”




Posturas anti-formalistas en una reseña de Rodolfo Kronfle-Chambers



Por: Sebastián Valbuena                                                                           octubre, 2013


A continuación analizaré una reseña del crítico guayaquileño Rodolfo Kronfle Chambers sobre la obra fotográfica del artista Eduardo Jaime. Las fotografías fueron tomadas durante excursiones a la naturaleza y consisten en la flora, fauna y paisaje que el artista encontró en sus viajes. La mayoría de las fotos muestran una contraposición de la presencia humana (en forma de la mano u otra parte del cuerpo del artista) y la naturaleza. Compararé la crítica de Kronfle con el formalismo del crítico estadounidense Clement Greenberg para evidenciar las maneras en que Kronfle rechaza este tipo de formalismo.

La primera reflexión del crítico es acerca de la relación vital del artista con su obra, diferenciándolo de los paisajistas que producen en serie y no tienen una relación real con la naturaleza[1]. Efectivamente, en el mercado artístico han proliferado los cuadros clichés de la naturaleza, incluyendo paisajes copiados de fórmulas mercantiles en los que desaparece la relación entre el artista y lo que representa, dando como resultado obras huecas en las que la naturaleza es usada como un pretexto para la exploración formal[2]. Kronfle critica el mercantilismo del arte decorativo basado en formulas copiadas hasta la saciedad y lo contrapone al arte del individuo sensible, capaz de relacionarse con la naturaleza y extraer de ella reflexiones únicas.

Al referirse a la relación con la naturaleza Kronfle habla de “la relación del hombre que se presenta complementario (a la naturaleza) como parte de esa equilibrada esfera, y no separado por el dualismo cartesiano, disyuntivo y jerarquizante, que pervirtió las relaciones entre la naturaleza y la humanidad”[3]. La reseña esta marcada por consideraciones románticas y existenciales acerca de la relación hombre-naturaleza y la “libertad frente a la racionalidad y (el) materialismo”[4].

Esta critica romántica utilizada por Kronfle fue combatida en Norteamérica en los años 50s por críticos como Clement Greenberg, quien criticó su falta de consideración a los aspectos formales y exclusivos a las artes visuales. Greenberg valoró, sobre todo, la pureza formal, la abstracción y la autosuficiencia en las obras de arte. En la reseña de Kronfle no encontramos ninguna alusión a los aspectos formales de la obra (uso del color, composición, etc.) a excepción de la decisión del artista por la fotografía analógica de la cual se dice que “no lo hace como caprichosa elección formal”[5].
La obra de Jaime es bastante simple y directa en sus pretensiones y yo diría que hasta algo “amateur”, en la forma en que retrata el paisaje como un excursionista ajeno a la fuerte base teórica del arte contemporáneo. Kronfle resalta el que la obra de Jaime no utilice la naturaleza como una excusa para la exploración formal o conceptual[6].  El objetivo de las fotografías no sería un reflexión sobre el medio, sino una especie de bitácora acerca de la relación del artista con su entorno natural.

Como podemos observar, en la crítica de Kronfle hay un rechazo al formalismo o por lo menos al uso artificioso de este. En la obra de Eduardo Jaime, Kronfle descubre una crítica al proyecto de Modernidad. El artista mantiene un perfil bajo y se mueve al margen del sistema del arte: “veo su obra como una rareza que tomará un tiempo de añejamiento para que pueda ser mejor valorada, tal vez cuando el desencanto hacia el embelesamiento tecnológico y sus promesas de bienestar alcance nuevos niveles de masa crítica”[7]. También cabe mencionar que Kronfle destaca la ausencia de ironía y perversidad semántica en la obra de Jaime[8]. Al no ser una obra de exploraciones formales pero tampoco ser una obra conceptual de lecturas semánticas, encontramos que  la obra de Jaime apela a las emociones antes que al intelecto. En su texto, Kronfle no cita a teóricos ni a imágenes de la historia del arte, las referencias son mas bien a lo local, a el paisaje y a quienes lo habitan.

Evidentemente la Modernidad no ha sido totalmente superada, en la crítica del arte todavía se juzgan las obras por su valor dentro de la Historia del Arte o las tendencias actuales y no por su relación con la sociedad. Por un lado tenemos la crítica “romántica” que se basa en valores subjetivos, mas cercanos a la mayoría de la gente pero que puede resultar engañosa cuando se basa en valores afectivos sin realizar una rigurosa examinación de su valor y relevancia.  Por otro lado, la crítica formalista o interrelacional solo es comprendida por los especialistas. Como explica Hal Foster en su texto Contra el Pluralismo, el arte “puro” y carente de ideología resulta una postura cómoda y reaccionaria. Por estas razones pienso que la crítica debería situarse en el ahora y relacionar el arte con el entorno local y con la vida antes que con formalismos y purismos.


Bibliografía

Hal Foster. (1998). Contra el Pluralismo. Recuperado de http://www.criterios.es/pdf/fosterpluralismo.pdf (10-11-13)

Clement Greenberg. (1960). Modernist Painting. Recuperado de http://cas.uchicago.edu/workshops/wittgenstein/files/2007/10/Greenbergmodpaint.pdf (10-11-13)

Rodolfo Kronfle Chambers. (2013, 26 de agosto). #nofilter: un forense en el paisaje Recuperado de http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html (10-9-2013)



[1] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[2] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[3] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[4] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[5] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[6] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[7] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html
[8] http://www.riorevuelto.net/2013/08/eduardo-jaime-bird-day-galeria-mirador.html

El espacio mediador de la crítica del arte, Río Revuelto


Por. Leandro Lince                                                                                      septiembre, 2013
Las obras de arte nunca antes habían sido tan complejas ni dado tantas posibilidades de lectura, hoy en día  necesitamos de textos, declaraciones y manifiestos que nos expliquen los procesos y las intenciones del o los autores. El arte resulta una relación personal con intermediarios, un campo de interpretaciones entrecruzado por los criterios oficiales de la academia, el de los especialistas exteriores a la academia y la mirada pública.
 Para comprender con mayor profundidad el dilema mediador de la crítica hay que situarnos en sus orígenes, en el surgimiento del  nuevo público del arte en el siglo XVIII, para lo que hay que recordar que en el surgimiento de la Modernidad, la Ilustración juega un papel sumamente importante, define un contexto donde la información y el conocimiento amplían sus fronteras de acceso. El nuevo orden social de la burguesía permite a cierto número creciente de ciudadanos una  aproximación  a la información y la ciencia, lo que constituyen un punto de quiebre en la sociedad. Es el inicio de un contexto de independencia para el ser humano y,  como lo anota  Roció de la Villa (Guasch,A. Coord 2003), “es en el campo de la sensibilidad donde el individuo halle una garantía última, al  experimentar de manera privada y cierta su autonomía y libertad” (p.23).  Pero hay que recordar que este acceso al conocimiento resulta un respaldo a la posición de clase en la  esfera pública (Guasch,A. et al 2003), una especie de ruedo de jerarquías y élites determinados por el conocimiento.
Para esta burguesía que se está afirmando como ente social vivo e influyente, la posibilidad de desequilibrio y debate estético significa su oportunidad, su apertura a lo nuevo, a su momento hegemónico en la historia, “las discusiones estéticas se convierten en símbolo y  metáfora  del cambio social, político y económico.”(Guasch,A. et al 2003).
En nuestro contexto, luego de que el boom petrolero creara un poderoso mercado de arte en los 80s y que en  los noventas se reestructuren las prácticas y medios artísticos, el círculo cultural y la producción se ha mantenido en un proyecto en proceso de formación, si bien en los ochentas era cuestión de élite y status la adquisición y valoración del arte, resulta hoy en día una pugna por ocupar la escena cultural creciente y por consolidar un público y un mercado inexistente. En el caso específico de Guayaquil encontramos círculos galerísticos definidos con sus papeles bien distribuidos y definidos  entre curadores, críticos y artistas. Una de estas figuras es Rodolfo Kronfle Chambers que como crítico tiene un papel herramental en la galería, como un interlocutor que habla desde el público y para el público. Pero hay que considerar que al cruzar la línea del espectador silencioso a la de interprete se establece una relación de poder frente al resto del público y frente a los artistas, cuando Didorot enfrenta sus apreciaciones y lecturas de arte a la esfera pública modifica a esta, como un hombre ilustrado su voz tiene el peso de un martillo y un cincel en el gusto público que se está formando constantemente.  La labor del crítico es dialógica puesto que la crítica del arte deja de ser un mero reflejo en respuesta ante la obra (Guasch, 2003, p. 70). Es un diálogo entre las posibilidades de lectura y reinterpretación. Didorot nos abrió el campo a que nos apropiemos de la experiencia estética fuera del objeto pero nos dio la facultad de  juzgar por nosotros mismos, desde nuestras propias experiencias, así el crítico es un facilitador de interpretaciones pero también un juez que define un “gusto general”.  
El 18 de mayo del 2013 Rodolfo Kronfle publica en su blog rio revuelto una reseña crítica sobre la obra de X Andrade: El antropólogo como artista, en la cual lo primero que podemos notar es que el uso de un  lenguaje adornado (como el término en francés agent provocateur) es una reiteración de una búsqueda por querer aparecer y “ser” en el eurocentrismo, casi como disfrazar nuestro contexto con los modos europeos. Pero aparte de este, encontramos a un crítico amable, displicente y con mucha camaradería, un agente que nos acompaña en un recorrido imaginario por la galería, que  nos incita a explorar y a darle una oportunidad a la muestra, darle un aire de confianza antes de considerarlo nefasto o glorioso, Kronfle transporta su narrativa por el alago,  la investigación del autor y contexto del arte contemporáneo global. Juega a ser un poeta teórico que explora las posibilidades lirico-lúdica de la obra de Andrade. La obra en palabras de Kronfle (Kronfle, 2013)
 … se concreta, como todas sus iniciativas, en clave colaborativa. En este caso pidiendo al pintor de rótulos Victor Hugo Escalante interpretaciones pictóricas de obras ampliamente reconocidas y legitimadas del arte contemporáneo internacional. La consigna exige además que Escalante (…) estimulado por su propia interpretación, adapte imaginativamente estas imágenes dentro de un esquema publicitario dirigido a promover diversas actividades ficticias, fabuladas en pérfido diálogo con Andrade: el resultado es un conjunto de bizarros letreros para diversas actividades comerciales, locales de entretenimiento, centros educativos y médicos.
Su crítica es un texto introductorio y descriptivo de la muestra, nos permite familiarizarnos con las motivaciones, el proceso y las influencias del artista pero cabe preguntarse si la crítica a esta obra determina una ampliación entre la brecha del arte culto de élite con una posible comprensión masiva del producto artístico, considero que sí, la crítica de rio revuelto supone un posicionamiento de la burguesía,  una reafirmación de influencia social y su encuentro con la vida pública.
La crítica del arte abrió campo al espectador dándole un cuerpo y una voz, un techo sobre el cual desarrollar preferencias y exigir resultados, pero también es ahora un medio amplificador de las propuestas, un elemento formador de públicos  consumidores de arte. Pero si la crítica se mantiene (por su uso de lenguaje y aspiraciones formales) en el círculo vinculado herméticamente a la galería ¿hay algún beneficio real en la crítica?  ¿Está siendo un intermediario para que un público ajeno al círculo pueda vincularse con esta experiencia estética?   Parece que no, es como si el trabajo de Kronfle fuese un esfuerzo por parecer un epicentro artístico mundial, cosa que no es , la cultura de consumo de arte en Ecuador sigue en formación y pretender que usemos los mismos modos que los hegemónicos mundiales es solo aparentar “ser” en un juego donde nunca seremos totalmente reconocidos o considerados.
Con respecto a los nuevos públicos Kronfle explica en una entrevista publicada el 3 de agosto del 2010 en el blog de Ana Rosa  Valdez (Valdez, 2010):
… pasada una década de estos esfuerzos, lo que se observa es que más allá de haber sido una tarea titánica, talvez ha sido hasta una tarea proteica. Porque, aunque institucionalmente el arte contemporáneo ha permeado las estructuras más arcaicas y acartonadas de la estructura institucional local, sigue siendo un ente totalmente divorciado de los grandes públicos, del ciudadano común. Esto sigue siendo un pequeño club con muy pocos adeptos, la mayoría de los cuales son los mismos practicantes, sus profesores y, circunstancialmente, las amistades y parientes. Hay muy pocos interesados, como público del arte en sí, que no tengan vínculo directo con los productores.
Obviamente el generar nuevos públicos resulta algo complicado o imposible cuando se tiene una obra encriptada frente a cada espectador, y más aún cuando el texto que funciona de intermediario o mediador es igual o más encriptado que la obra. No creo que deba dejarse de practicar una crítica especializada pero si debe ser accesible, el lenguaje puede ser mucho más simple y directo. La crítica  de arte local debe ser local, si debe tener relación con el contexto global actual pero también debiese ser tomada como un ente nuevo y por desarrollarse. El crítico como ente deambulatorio de los círculos expositores y culturales tiene el poder y la potestad de designar (o restar) valores adicionales a las obras al igual que en el siglo XVIII y XIX. Los párrafos adecuados de un crítico pueden significar  el éxito o el fracaso mercantil de un producto o de un creador. Pero también, el crítico es responsable del acercamiento del público hacia la obra, hacia los autores y el arte en general. O acaso ¿Hay que ser un lector asiduo de teoría de arte para comprender las obras actuales? Hay que tener el texto como primicia para enfrentarnos a las obras actuales, la subjetividad y la apelación a lo sensible son insuficientes para comprender el arte contemporáneo.
A manera de conclusión planteo una serie de preguntas que valdría tomar en cuenta la próxima vez que nos enfrentemos a críticas locales: ¿Debe acaso nuestro medio ecuatoriano ser una réplica de las formas y métodos eurocéntricos?, ¿es la práctica de la Crítica un intento por jugar al salón  parisino en el tercer mundo, un club exclusivo que comprende y se distancia de la multitud? Además el crítico de arte en Ecuador debe construirse sus propias estrategias, definiendo sus objetivos: ¿es su crítica una intención de mantener el margen hegemónico occidental? ¿O un intento por marcar un giro en la manera de consumir arte en el país? ¿Es difusión o afirmación de un estatus?.

Trabajos citados

Guasch, A. (2003). La crítica de arte, Historia, teoría y praxis. barcelona: del Serbal.
Kronfle, R. (18 de mayo de 2013). Rio Revuelto. Recuperado el 2013, de http://www.riorevuelto.net/2013/06/the-full-dollar-collection-of.html

Valdez, A. R. (3 de abril de 2010). Ana Rosa Valdez ensayos y curadurías: arte contemporáneo ecuador . Recuperado el septiembe de 2013, de http://anarosavaldez.wordpress.com/2010/04/03/practicas-camaleonicas-de-archivo-y-exposicion-entrevista-a-rodolfo-kronfle-chambers/