Por qué escribir sobre arte

Esta plataforma tiene como objetivo poner en práctica la crítica del arte desde una postura de productores artísticos y pensar en estrategias propias y locales que nos permitan reflexionar sobre el arte contemporáneo y el mundo artístico actual del país. Escribir sobre arte nos permite esclarecer nuestras impresiones sobre trabajos que nos resultan interesantes y nos intrigan. El ejercicio de escribir requiere otro tipo de responsabilidad sobre lo que vemos, requiere una reflexión más profunda que nos lleva a indagar de una manera implicada sobre procesos de conceptualización y de realización. Escribir conociendo de primera mano los procesos de producción, por qué hacemos lo que hacemos, desde dónde hablamos, tanto como artistas como críticos, nos ofrece una mirada teórica que surge de la praxis. Este ejercicio posibilita un soporte para dialogar, generar tensiones y reflexionar sobre nuestra propia investigación artística.

Saturday, December 7, 2013

El espacio mediador de la crítica del arte, Río Revuelto


Por. Leandro Lince                                                                                      septiembre, 2013
Las obras de arte nunca antes habían sido tan complejas ni dado tantas posibilidades de lectura, hoy en día  necesitamos de textos, declaraciones y manifiestos que nos expliquen los procesos y las intenciones del o los autores. El arte resulta una relación personal con intermediarios, un campo de interpretaciones entrecruzado por los criterios oficiales de la academia, el de los especialistas exteriores a la academia y la mirada pública.
 Para comprender con mayor profundidad el dilema mediador de la crítica hay que situarnos en sus orígenes, en el surgimiento del  nuevo público del arte en el siglo XVIII, para lo que hay que recordar que en el surgimiento de la Modernidad, la Ilustración juega un papel sumamente importante, define un contexto donde la información y el conocimiento amplían sus fronteras de acceso. El nuevo orden social de la burguesía permite a cierto número creciente de ciudadanos una  aproximación  a la información y la ciencia, lo que constituyen un punto de quiebre en la sociedad. Es el inicio de un contexto de independencia para el ser humano y,  como lo anota  Roció de la Villa (Guasch,A. Coord 2003), “es en el campo de la sensibilidad donde el individuo halle una garantía última, al  experimentar de manera privada y cierta su autonomía y libertad” (p.23).  Pero hay que recordar que este acceso al conocimiento resulta un respaldo a la posición de clase en la  esfera pública (Guasch,A. et al 2003), una especie de ruedo de jerarquías y élites determinados por el conocimiento.
Para esta burguesía que se está afirmando como ente social vivo e influyente, la posibilidad de desequilibrio y debate estético significa su oportunidad, su apertura a lo nuevo, a su momento hegemónico en la historia, “las discusiones estéticas se convierten en símbolo y  metáfora  del cambio social, político y económico.”(Guasch,A. et al 2003).
En nuestro contexto, luego de que el boom petrolero creara un poderoso mercado de arte en los 80s y que en  los noventas se reestructuren las prácticas y medios artísticos, el círculo cultural y la producción se ha mantenido en un proyecto en proceso de formación, si bien en los ochentas era cuestión de élite y status la adquisición y valoración del arte, resulta hoy en día una pugna por ocupar la escena cultural creciente y por consolidar un público y un mercado inexistente. En el caso específico de Guayaquil encontramos círculos galerísticos definidos con sus papeles bien distribuidos y definidos  entre curadores, críticos y artistas. Una de estas figuras es Rodolfo Kronfle Chambers que como crítico tiene un papel herramental en la galería, como un interlocutor que habla desde el público y para el público. Pero hay que considerar que al cruzar la línea del espectador silencioso a la de interprete se establece una relación de poder frente al resto del público y frente a los artistas, cuando Didorot enfrenta sus apreciaciones y lecturas de arte a la esfera pública modifica a esta, como un hombre ilustrado su voz tiene el peso de un martillo y un cincel en el gusto público que se está formando constantemente.  La labor del crítico es dialógica puesto que la crítica del arte deja de ser un mero reflejo en respuesta ante la obra (Guasch, 2003, p. 70). Es un diálogo entre las posibilidades de lectura y reinterpretación. Didorot nos abrió el campo a que nos apropiemos de la experiencia estética fuera del objeto pero nos dio la facultad de  juzgar por nosotros mismos, desde nuestras propias experiencias, así el crítico es un facilitador de interpretaciones pero también un juez que define un “gusto general”.  
El 18 de mayo del 2013 Rodolfo Kronfle publica en su blog rio revuelto una reseña crítica sobre la obra de X Andrade: El antropólogo como artista, en la cual lo primero que podemos notar es que el uso de un  lenguaje adornado (como el término en francés agent provocateur) es una reiteración de una búsqueda por querer aparecer y “ser” en el eurocentrismo, casi como disfrazar nuestro contexto con los modos europeos. Pero aparte de este, encontramos a un crítico amable, displicente y con mucha camaradería, un agente que nos acompaña en un recorrido imaginario por la galería, que  nos incita a explorar y a darle una oportunidad a la muestra, darle un aire de confianza antes de considerarlo nefasto o glorioso, Kronfle transporta su narrativa por el alago,  la investigación del autor y contexto del arte contemporáneo global. Juega a ser un poeta teórico que explora las posibilidades lirico-lúdica de la obra de Andrade. La obra en palabras de Kronfle (Kronfle, 2013)
 … se concreta, como todas sus iniciativas, en clave colaborativa. En este caso pidiendo al pintor de rótulos Victor Hugo Escalante interpretaciones pictóricas de obras ampliamente reconocidas y legitimadas del arte contemporáneo internacional. La consigna exige además que Escalante (…) estimulado por su propia interpretación, adapte imaginativamente estas imágenes dentro de un esquema publicitario dirigido a promover diversas actividades ficticias, fabuladas en pérfido diálogo con Andrade: el resultado es un conjunto de bizarros letreros para diversas actividades comerciales, locales de entretenimiento, centros educativos y médicos.
Su crítica es un texto introductorio y descriptivo de la muestra, nos permite familiarizarnos con las motivaciones, el proceso y las influencias del artista pero cabe preguntarse si la crítica a esta obra determina una ampliación entre la brecha del arte culto de élite con una posible comprensión masiva del producto artístico, considero que sí, la crítica de rio revuelto supone un posicionamiento de la burguesía,  una reafirmación de influencia social y su encuentro con la vida pública.
La crítica del arte abrió campo al espectador dándole un cuerpo y una voz, un techo sobre el cual desarrollar preferencias y exigir resultados, pero también es ahora un medio amplificador de las propuestas, un elemento formador de públicos  consumidores de arte. Pero si la crítica se mantiene (por su uso de lenguaje y aspiraciones formales) en el círculo vinculado herméticamente a la galería ¿hay algún beneficio real en la crítica?  ¿Está siendo un intermediario para que un público ajeno al círculo pueda vincularse con esta experiencia estética?   Parece que no, es como si el trabajo de Kronfle fuese un esfuerzo por parecer un epicentro artístico mundial, cosa que no es , la cultura de consumo de arte en Ecuador sigue en formación y pretender que usemos los mismos modos que los hegemónicos mundiales es solo aparentar “ser” en un juego donde nunca seremos totalmente reconocidos o considerados.
Con respecto a los nuevos públicos Kronfle explica en una entrevista publicada el 3 de agosto del 2010 en el blog de Ana Rosa  Valdez (Valdez, 2010):
… pasada una década de estos esfuerzos, lo que se observa es que más allá de haber sido una tarea titánica, talvez ha sido hasta una tarea proteica. Porque, aunque institucionalmente el arte contemporáneo ha permeado las estructuras más arcaicas y acartonadas de la estructura institucional local, sigue siendo un ente totalmente divorciado de los grandes públicos, del ciudadano común. Esto sigue siendo un pequeño club con muy pocos adeptos, la mayoría de los cuales son los mismos practicantes, sus profesores y, circunstancialmente, las amistades y parientes. Hay muy pocos interesados, como público del arte en sí, que no tengan vínculo directo con los productores.
Obviamente el generar nuevos públicos resulta algo complicado o imposible cuando se tiene una obra encriptada frente a cada espectador, y más aún cuando el texto que funciona de intermediario o mediador es igual o más encriptado que la obra. No creo que deba dejarse de practicar una crítica especializada pero si debe ser accesible, el lenguaje puede ser mucho más simple y directo. La crítica  de arte local debe ser local, si debe tener relación con el contexto global actual pero también debiese ser tomada como un ente nuevo y por desarrollarse. El crítico como ente deambulatorio de los círculos expositores y culturales tiene el poder y la potestad de designar (o restar) valores adicionales a las obras al igual que en el siglo XVIII y XIX. Los párrafos adecuados de un crítico pueden significar  el éxito o el fracaso mercantil de un producto o de un creador. Pero también, el crítico es responsable del acercamiento del público hacia la obra, hacia los autores y el arte en general. O acaso ¿Hay que ser un lector asiduo de teoría de arte para comprender las obras actuales? Hay que tener el texto como primicia para enfrentarnos a las obras actuales, la subjetividad y la apelación a lo sensible son insuficientes para comprender el arte contemporáneo.
A manera de conclusión planteo una serie de preguntas que valdría tomar en cuenta la próxima vez que nos enfrentemos a críticas locales: ¿Debe acaso nuestro medio ecuatoriano ser una réplica de las formas y métodos eurocéntricos?, ¿es la práctica de la Crítica un intento por jugar al salón  parisino en el tercer mundo, un club exclusivo que comprende y se distancia de la multitud? Además el crítico de arte en Ecuador debe construirse sus propias estrategias, definiendo sus objetivos: ¿es su crítica una intención de mantener el margen hegemónico occidental? ¿O un intento por marcar un giro en la manera de consumir arte en el país? ¿Es difusión o afirmación de un estatus?.

Trabajos citados

Guasch, A. (2003). La crítica de arte, Historia, teoría y praxis. barcelona: del Serbal.
Kronfle, R. (18 de mayo de 2013). Rio Revuelto. Recuperado el 2013, de http://www.riorevuelto.net/2013/06/the-full-dollar-collection-of.html

Valdez, A. R. (3 de abril de 2010). Ana Rosa Valdez ensayos y curadurías: arte contemporáneo ecuador . Recuperado el septiembe de 2013, de http://anarosavaldez.wordpress.com/2010/04/03/practicas-camaleonicas-de-archivo-y-exposicion-entrevista-a-rodolfo-kronfle-chambers/

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